Evolución del liderazgo: de autoridad a autogestión

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La gestión del liderazgo se ha convertido en un desafío para las organizaciones que buscan adaptarse a las demandas de sus colaboradores y del mercado. Esta transformación ha sido impulsada por un cambio de paradigma que ha reemplazado el antiguo modelo de liderazgo, basado principalmente en la autoridad, por un enfoque más colaborativo e inspirador, partiendo de la premisa de que los líderes no son autoritarios, sino agentes de cambio responsables de moldear la experiencia de las personas en el entorno laboral.

En este contexto de cambio y adaptación constante, la autogestión emerge como un elemento fundamental para liderar de manera eficaz en el nuevo panorama organizacional. La clave para liderar con autogestión radica en la comprensión profunda de nuestras propias características de personalidad, permitiéndonos tanto liderarnos a nosotros mismos como guiar a nuestro equipo de manera efectiva. 

A lo largo de este artículo, exploraremos cómo la autogestión puede impulsar el liderazgo, fomentando la creación de estrategias empresariales coherentes y alineadas con los objetivos y la cultura organizacional. ¿Estás listo para descubrir en qué consiste este nuevo enfoque? ¡Sigue leyendo para obtener más información!

Descubriendo el nuevo enfoque: liderarse a sí mismo

Como una respuesta ante los desafíos de la modernidad, donde la transformación tecnológica ha redefinido las reglas de juego en cuanto a la gestión de resultados, ya no es suficiente depender únicamente de prácticas autoritarias para dirigir a un equipo o una organización. En cambio, resulta necesario reconocer que el verdadero poder de la influencia proviene de la capacidad de liderarse a sí mismo.

Lo anterior, se logra a través de la autorregulación, responsabilidad y comunicación, puesto que los líderes son considerados modelos a seguir. Por lo tanto, al gestionar sus emociones y actuar de manera auténtica, permitirán que su liderazgo sea percibido desde la integridad y coherencia, lo que les permite inspirar a otros a unirse a ellos en la consecución de metas compartidas. Finalmente, es a través de la inspiración que se impulsa  la motivación y la acción. 

Los líderes con autogestión comprenden que liderar no es imponer, sino guiar y empoderar a las personas para que alcancen su máximo potencial y fortalezcan su conexión emocional con la cultura organizacional. Andrea Lara, administradora de empresas, coaching y especialista en el tema, a través del webinar: “Líderes con autogestión 1” comenta: “Para desarrollar el liderazgo con autogestión, es esencial centrarse en tres bases fundamentales: autoconocimiento, autogestión y lenguaje. Estas bases actúan como pilares que sustentan el proceso de liderazgo efectivo en un entorno en constante evolución”. Para ello, es importante entender ¿qué factores involucran estas bases? Y ¿qué es importante tener en cuenta para la gestión de cada una?

Autoconocimiento: ¿cómo actúo ante la incertidumbre?

Autoevaluación: es necesario generar una reflexión sobre tus propias fortalezas, debilidades, valores y creencias. Esto permitirá conocer motivaciones y a la vez detonantes ¡Pregúntate quién eres como líder y qué te impulsa!

Feedback: solicitar retroalimentación honesta de colegas, subordinados y mentores para obtener una visión más completa del estilo de liderazgo.

Desarrollo personal: invertir tiempo en el crecimiento personal. Leer, asistir a cursos y participar en actividades que ayuden a comprender sus emociones.

Autogestión: lo que hago en mi interior impacta en el exterior.

Planificación y organización: desarrollar la habilidad de establecer metas claras y planificar cómo alcanzarlas. Herramientas como listas de tareas y calendarios son de gran ayuda.

Control emocional: reconocer y gestionar tus emociones. La inteligencia emocional es fundamental para mantener la calma bajo presión y tomar decisiones racionales.

Adaptabilidad: en un entorno de constante cambio, es importante ser flexible y estar dispuesto a adaptarse a nuevas circunstancias y desafíos.

Lenguaje: coherencia, transparencia y autenticidad

Comunicación efectiva: escuchar activamente a los demás y utilizar el lenguaje para inspirar y motivar.

Empatía: aunque se centran en su propio desarrollo, los líderes con autogestión también son empáticos y comprensivos con los demás. Escuchan activamente a sus colaboradores, comprenden sus necesidades y preocupaciones, y actúan en consecuencia.

Comunicación no verbal: prestar atención al lenguaje corporal y expresión facial. A menudo, estos aspectos de la comunicación son tan importantes como las palabras ¡Utiliza el lenguaje para crear un equipo cohesionado y un excelente Ambiente Laboral!

Los factores mencionados anteriormente son fortalecidos mediante el seguimiento constante y la gestión de actividades que potencien estas tres bases. Sin embargo, para un conocimiento más profundo de aquellos rasgos de la personalidad que no son fácilmente detectados, es necesario acudir a herramientas más técnicas como el mapa de personalidad o el eneagrama.

El eneagrama como instrumento para la gestión del cambio:

Esta herramienta, a menudo denominada «mapa del comportamiento humano», desvela matices del comportamiento que se agrupan en patrones generales y en última instancia, contribuyen a la definición de lo que conocemos como «eneatipos» (tipos de personalidad), los cuales son nueve en total, cada uno caracterizado por sus propios patrones de pensamiento, emociones y acciones.

Este enfoque profundiza en la autoconciencia y la toma de decisiones conscientes, alineándose con los tres centros de inteligencia: acción, emoción y pensamiento. Al descubrir su tipo de personalidad en el eneagrama, las personas pueden adentrarse en las motivaciones, miedos y deseos subyacentes que impulsan sus acciones. Esto les permite tomar decisiones más informadas en sus vidas personales y profesionales, fomentando el autodescubrimiento y la mejora continua, lo que se conoce como autogestión.

Es así como este sistema ha ganado un lugar destacado en el ámbito del liderazgo y la gestión del cambio, revelándose como una herramienta invaluable para el autoconocimiento, pues al comprender su propio tipo de personalidad y cómo reaccionan ante el cambio, los líderes pueden identificar sus propias fortalezas y debilidades en diferentes situaciones.

¿La fórmula? ¡El éxito interno!

El éxito interno es un concepto esencial en el liderazgo y su relación con la autogestión es evidente. Al reconocer y abordar los aspectos internos, los líderes pueden potenciar su desarrollo a través de tres pilares fundamentales: los valores, que establecen una conexión con el propósito, tanto a nivel individual como organizacional; la motivación, que proporciona la energía necesaria para mantener un compromiso constante; y las emociones, que moldean la personalidad única de cada líder.

En este contexto, se revela una profunda conexión entre el autoconocimiento y la capacidad de inspirar a otros, pues cuando los líderes cuestionan y exploran sus propios valores, principios y propósitos, adquieren una posición más sólida para tomar decisiones estratégicas que beneficien tanto a ellos como a sus equipos. Además, esta introspección les permite alinear su liderazgo con sus valores, lo que a su vez fomenta la coherencia y la autenticidad en su enfoque de liderazgo.

La sinergia entre el éxito interno y la autogestión se traduce en líderes más eficaces y empáticos, capaces de motivar a sus equipos hacia el logro de objetivos comunes. La habilidad de comprender y gestionar sus propias emociones, así como de conectar con los valores y la motivación de los demás, se convierte en un activo valioso para cultivar relaciones basadas en la confianza y una cultura organizacional sólida como parte de una ventaja competitiva que alinee el propósito de cada persona con el de la organización.

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